ESTUDIO BÍBLICO
La Salvacion
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Título: La madurez espiritual
Trasfondo Bíblico: 1 Corintios
3:1-23
Verdad Central: La madurez
espiritual debe ser la meta de todo cristiano.
Texto Áureo: La obra de cada
uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será
revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 1 Corintios 3:13
Objetivo:
1. Considerar la importancia de continuar el crecimiento
espiritual después de la experiencia de la salvación.
2. Poner en acción las metas para madurar en Cristo, y
someterlas a Él.
Bosquejo
I. La carnalidad es reprendida
A. Todavía son niños
B. Plantar y regar
II. Un fundamento firme
A. Diferentes tareas, una sola meta
B. Edificando para Cristo
III. Las obras serán probadas
A. La selección cuidadosa de los materiales
B. La prueba de fuego
IV. Mantenerse puros
A. El templo de Dios
B. El camino hada la verdadera sabiduría
Introducción
Existen paralelos entre la vida física y la vida espiritual.
Ambas comienzan al nacer. En ambas se espera el crecimiento y la madurez, y si
no se ve, hay razón para preocuparse. Así como un padre se preocuparía mucho al
ver a sus hijos permanecer niños pequeños toda la vida, así Pablo expresaba a
los corintios su preocupación por su inmadurez. Habían experimentado el nuevo
nacimiento en Cristo, pero se veía muy poco desarrollo espiritual en ellos. Su
opinión de la vida cristiana era limitada, su razonamiento era infantil. Pablo
todavía tenía que dirigirse a ellos como a niños espirituales a pesar que
anhelaba darles la doctrina que les corresponde a los cristianos maduros. La
carnalidad los dominaba, y no había mejor evidencia de esto que las continuas
divisiones en la congregación. El hecho de que todavía tenia que enfrentarse
con aquellos que preferían a uno más que a otro como su líder espiritual revela
la gravedad del problema. Era necesario deshacer de ellos tal conducta infantil
si habían de crecer y llegar a ser adultos espirituales.
Comentario Bíblico
I. La carnalidad es reprendida (1 Corintios 3:1-7)
A. Todavía son niños
A los nuevos creyentes, conocidos como "niños en
Cristo" (3:1), Pablo les presentó la verdad del evangelio en su forma más
simple. Físicamente, el sistema digestivo del bebé no se puede ajustar a las
comidas de carne y vegetales. El argumento se aplica también a los niños
espirituales.
Pregunta: ¿Qué tipo de
enseñanza se podría considerar como "leche" y cuál seria
"carne"?
Como maestro sabio. Pablo primero les había dado a los
corintios lo que podían entender cuando oyeron el evangelio por primera vez.
Pablo esperaba que ya pudieran participar del alimento espiritual de los cristianos
con conocimiento más maduro, pero los corintios estaban prácticamente en el
mismo nivel que cuando Pablo les predicó por primera vez. Su desaliento se ve
claramente en la frase "ni sois capaces todavía" (3:2). "Aún
sois carnales" (3:3) dijo Pablo francamente. ¡Qué acusación!
Los corintios eran salvos; Pablo los llamó
"hermanos" pero todavía permitían que su naturaleza camal bajo la
influencia del mundo los dominara.
Los pleitos y los celos oscurecían el ambiente cada vez que
se reunían. El problema principal era que habían ido más allá de la lealtad y
del amor que comúnmente se expresaba hacia los líderes espirituales y decían:
"Yo soy de Pablo" y "yo soy de Apolos" (3:4). Esto sugería
que distintos grupos dentro de la iglesia se apegaban a la enseñanza de esos
hombres sin tomar en cuenta la presentación del evangelio, que era lo
primordial, resultando esto en una fuerte competencia. Ni Pablo ni Apolos
habían promovido tales divisiones tan torcidas.
B. Plantar y regar
En el versículo 5 Pablo recalca el papel de los líderes
espirituales como siervos. En los versículos 6 y 7 Pablo usó la ilustración de
un campo de siembra. Cuando el dueño del campo contrató a los trabajadores,
cada uno tema su propio trabajo, y si lo hacía bien, la cosecha era buena. Así
como la semilla en el campo, el evangelio se tiene que plantar primero. Dios,
el dueño, le había dado el trabajo de plantar a Pablo. Pablo fue el primero en
plantar el evangelio en Corinto.
Pregunta: ¿Qué
ministerios ayudarían a nutrir la semilla del evangelio que se plantó
anteriormente?
La semilla ya plantada también se debe regar para que pueda
madurar. En Corinto, Dios llamó a Apolos, un "varón elocuente,
poderoso en las Escrituras" (Hechos 18:24), para regar la semilla
del evangelio que Pablo había plantado. Después que Apolos había sido instruido
en el evangelio, él "con gran vehemencia refutaba... a los judíos,
demostrando por las Escrituras, que Jesús era el Cristo" (Hechos
18:28).
Después que se había plantado la semilla, los que habían
hecho la obra no podían hacer más que apartarse y dejar que se desarrollara la
vida en la semilla. "Apolos y yo no somos nada", decía Pablo.
"Simplemente hemos hecho nuestro trabajo. Es Dios el que merece la gloria,
y al que ustedes deben seguir."
La vida estará bajo el control de la naturaleza camal o la
espiritual. No habrá ningún desarrollo espiritual sin un mayor esfuerzo. La
naturaleza espiritual debe alimentarse de la Palabra de Dios y recibir su
fortaleza a través de la oración. Así como se evitan las comidas dañinas,
también se debe eliminar de la vida toda influencia dañina que alimente la
naturaleza camal.
II. Un fundamento firme (1 Corintios
3:8-11)
A. Diferentes tareas, una sola meta
Pablo dijo que aunque el que planta y el que riega tienen
tareas diferentes, son uno. Trabajan para el único dueño del campo y tienen
sólo una meta en mente, el crecimiento de la labranza y la buena cosecha. A los
trabajadores se les paga según los trabajos que hacen, y Pablo indicó que esto
se aplica también a la obra de la iglesia. Dios decide dónde cada siervo va a
llevar a cabo su labor y el pago que va a recibir (3:8).
Pablo y Apolos eran colaboradores. El énfasis esta en
"colaboradores" (3:9). No estaban divididos, y la gente no tenía que
haber estado dividida por su liderazgo. Pablo y Apolos consideraban sus tareas
como una sola. Sabían que colaboraban con Dios. No eran los dueños del campo,
sino Dios, quien los había enviado con órdenes de plantar y regar.
Pregunta: ¿En qué sentido
colaboran todos los cristianos con Dios?
B. Edificando para Cristo
Pablo explicó que la congregación de creyentes de Corinto era
el campo de Dios o la "labranza" adonde había enviado a sus siervos a
trabajar. Pablo los llama edificio de Dios. Se aplica la misma verdad. Aunque
cada obrero tenga una tarea distinta, cada uno trabaja en la misma labor. Dios
le había dado a Pablo la misión de poner el fundamento de Jesucristo, es decir,
ir a lugares donde Cristo todavía no era conocido y establecer nuevas iglesias.
El fundamento debe ser fuerte y construirse exactamente como se especifica o el
edificio se derrumbara. Para que se establezca una iglesia, el mensaje de
Cristo debe presentarse con claridad.
Pablo no pedía nada para sí mismo. Declaró que había sido
escogido "conforme a la gracia de Dios" para poner el fundamento.
Cuando se va a construir un edificio, se sobreentiende que se necesitaran
albañiles, electricistas, plomeros, carpinteros, pintores y otros trabajadores hábiles.
Mientras cada uno hace su trabajo, no ve la estructura terminada todavía, pero
sabe que su trabajo es una parte necesaria de la obra.
Pregunta: ¿Hay personas
hoy que tratan de "poner otro fundamento* en vez de edificar sobre
Jesucristo?
Los versículos 10 y 11 incluyen una advertencia clara a todo
siervo de Cristo de aquella época y de hoy: Pablo los exhorta a que "cada
uno mire cómo sobreedifica" sobre el fundamento que es Jesucristo. Si
alguien dice que es siervo de Cristo pero trata de poner otro fundamento, es
mentiroso. Si el fundamento de un edificio se destruye, la estructura no
permanecerá.
Los enemigos del evangelio siempre han tratado de destruir la
credibilidad de nuestro fundamento. Rechazan la divinidad de Jesús y su
nacimiento virginal, sangre expiatoria, resurrección y ascensión, ministerio
como sumo sacerdote y segunda venida; verdades fundamentales que les parecen
ridículas. Pero a través de los siglos, este fundamento jamás ha sido conmovido
ni lo será.
III. Las obras serán probadas (1
Corintios 3:12-15)
A. La selección cuidadosa de los materiales
Pregunta: ¿Qué hechos
específicos o características pueden representar estos distintos materiales de
construcción?
En el ejemplo de Pablo, el oro, la plata y las piedras
preciosas representan materiales de construcción costosos pero permanentes, y
hace un paralelo con el trabajo para Dios que es costoso pero que tiene
recompensas eternas. La madera, el heno y la hojarasca son baratos pero tarde o
temprano se acaban. Representan las metas y acciones que sólo tienen valor
pasajero y ningún significado más allá de esta vida.
Pregunta: ¿Cómo podemos
decidir a cuál categoría pertenece nuestra obra?
Podemos ser tentados a tomar la ruta más corta o fácil. El
testimonio cristiano que se oculta mientras el placer terrenal domina es como
la madera, el heno y la hojarasca que Pablo menciona. Lo que demuestra si
nuestro material merece el fundamento sobre el que construimos, que es
Jesucristo, es la constancia con la que ponemos su voluntad primero que la
nuestra. Puede ser que tengamos que pagar un precio alto por usar las
"piedras preciosas" y "las joyas". La obra progresará más
lentamente, las pruebas nos inundarán como plagas, pero tenemos la seguridad
que la obra representada por este material concuerda con el fundamento y
gozaremos de su bendición.
B. La prueba de fuego
Pregunta: ¿Por qué usa Pablo
la figura del luego con relación al juicio de las obras?
Pablo nos recordó en el versículo 13 que algún día "la
obra de cada uno" se someterá a una inspección hecha por el Señor mismo.
Aquí no se contempla el juicio por el pecado, sino el juicio por las obras. El
"día" que declarará la calidad de la obra que hemos hecho es el día
cuando "comparezcamos ante el tribunal de Cristo" (2
Corintios 5:10). El someterá nuestra obra a un escrutinio tan intenso que Pablo
lo compara con el fuego. "Cual sea" enfatiza que la base del juicio
es la calidad y no la cantidad. El asunto no será cuánto hayamos hecho, sino
"cuáles" sean las obras. Si la obra permanece después de la prueba de
fuego, el que la hizo recibirá recompensa. Si su edificio está construido con
madera, heno y hojarasca, no quedara nada más que ceniza, aunque el que lo hizo
sea salvo (3:14,15).
IV. Mantenerse puros (1 Corintios
3:16-23)
A. El templo de Dios
Pregunta: ¿Por qué es el
templo una buena ilustración del creyente y de la iglesia?
El templo no era simplemente un edificio cualquiera. En los
días del Antiguo Testamento se consideraba el lugar donde Dios moraba. En el
nuevo pacto Dios mora en el individuo por su Espíritu, y los creyentes son sus
templos. En 1 Corintios 6:19, 20 Pablo se refirió al creyente como templo de
Dios, y en 1 Corintios 3:16, 17 se refirió de la misma manera a todos los
creyentes corintios. Los que estaban destruyendo la congregación en Corinto
eran culpables de destruir el templo. En el versículo 17 Pablo advierte a los
corintios que Dios trataría severamente a los que destruyesen su templo. El
templo de Dios es un lugar santo, ya sea que hablemos individual o
colectivamente, y el Espíritu de Dios mora dentro de él. Su morada jamás debe
destruirse. Todo creyente debe mantenerse puro, y todos los creyentes deben
hacer todo lo posible para que la iglesia permanezca pura. De otra manera, los
individuos y la iglesia se enfrentarán a la severa disciplina de Dios.
B. EL camino hacia la verdadera sabiduría
Pregunta: ¿Qué quiso
decir Pablo cuando habló de hacerse ignorante para poder llegar a ser sabio?
En los versículos 18-20 Pablo volvió a la razón por la que el
templo se profanaba en Corinto, que era la sabiduría del mundo que muchos
habían adoptado. Pablo dijo que la única manera como esa gente podía ser
verdaderamente sabia era admitiendo la insuficiencia del conocimiento del mundo
en cuanto a las cosas de Dios. Solamente así podían recibir la sabiduría de
Dios. Pablo se refirió a Job 5:13 y al Salmo 94:11 para dar énfasis a la
insensatez de la sabiduría del mundo ante Dios.
Los versículos 21-23 ponen en práctica esto con respecto a la
sabiduría. Los corintios tenían que abandonar la locura de gloriarse en su
lealtad a los humanos. Pablo, Apolos y Pedro pertenecían a la iglesia. Los
corintios necesitaban ver que tanto sus líderes como ellos mismos estaban
unidos en Cristo bajo la autoridad de Dios. La descripción final que hace Pablo
de la unidad universal nos recuerda una vez más la supremacía de la sabiduría y
el poder de Dios.
Aplicación
Cuando los cristianos crecen espiritualmente, su
entendimiento y deseo de conocimiento de la Palabra de Dios crecen, al igual
que su deseo de cumplir con todo lo que Dios ha planeado para su vida. Esto les
ayuda a mantener todo en perspectiva, incluso el debido lugar de los líderes
espirituales y la actitud hacia ellos. Los creyentes maduros reconocen los
distintos ministerios que Dios le ha dado a la iglesia y se niegan a apegarse a
unos y rechazar a otros. La madurez espiritual trae el reconocimiento de que
somos parte de un solo cuerpo, y que cada miembro del cuerpo trabaja para el
mismo Señor. Al progresar en la vida cristiana, nos damos cuenta de la gravedad
tanto de lo que nos motiva como de nuestros actos. Vemos la necesidad de
edificar la vida pensando en la eternidad en vez de hacer lo que parece
conveniente en el momento. La madurez espiritual nos abre los ojos a la necesidad
de vivir según las reglas de Dios y así ser santos ante Él. Desearemos
complacerlo, sin importar el costo.
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EL AMOR QUE VALE
ESTUDIO BÍBLICO SOBRE EL INFIERNO
Título: El Juicio Venidero
Trasfondo Bíblico (Juan 12:44-50;
Romanos 2:1-16; Apocalipsis 20:11-15)
Verdad central: No hay temor del
juicio venidero para los que viven en Jesucristo.
Texto Áureo: "Y de la
manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después
de esto el juicio." Hebreos 9:27
Objetivos
1. Entender que el juicio de Dios contra
los que persisten en pecar es seguro y eterno.
2. Apreciar la sangre de Jesús
Bosquejo
I. Los principios del juicio de Dios
A. Según la verdad
B. Culpa acumulada
C. Según sus obras
D. Sin acepción de personas
E. Según los secretos del corazón del hombre
F. Según los principios del evangelio
II. El juicio final
A. No habrá una segunda oportunidad
B. El gran trono blanco
III. Librados del juicio
A. Jesús es luz y salvación
B. Juzgados según las palabras de Jesús
Introducción
La idea de un día de juicio no es muy popular. Zoroastro en
el sexto siglo a.C. enseñó a los persas una religión que era muy sencilla.
Decía que habría un día de juicio en que todos pasarían por un río de fuego. Si
las buenas acciones de una persona eran más que sus malas acciones, sería como
leche tibia. De otra forma los quemaría, pero todas las personas, incluso los
impíos, serían salvos. Otras religiones orientales ya evitaban un día de juicio
por completo al enseñar la reencarnación. Su meta era dejar de existir como
persona con el tiempo. Las malas acciones en este sistema pueden castigarse con
el renacimiento a una forma de vida más baja.
Está establecido para los hombres que mueran una sola vez.
Todos vendrán ante el trono de gloria de Cristo o el juicio del gran trono
blanco. Los inconversos que tratan de evitar la verdad de la Biblia se
enfrentarán al juicio de Dios sin ninguna esperanza de misericordia. Sin
embargo, no hay necesidad de temer el juicio si uno cree en Jesucristo.
Comentario Bíblico
I. Los principios del juicio de Dios
(Romanos 2:1-16)
A. Según la verdad
Los primeros tres capítulos de la carta de Pablo a los
romanos primero revelan que todos necesitan el evangelio. El evangelio es
"poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío
primeramente, y también al griego" (Romanos 1:16). También muestra que los
gentiles necesitan el evangelio porque una vez conocieron a Dios pero rehusaron
adorarlo. Se exaltaron a si mismos, y luego empezaron a fabricar ídolos que
podían manipular para hacer su propia voluntad. La consecuencia fue no sólo la
idolatría sino la inmoralidad. Dios los entregó a su pecado, permitiendo que
los resultados de su pecado trajeran parte de su juicio en forma de tristeza y
sufrimiento, esperando que les hiciera reconocer su necesidad de salvación.
Pregunta: ¿Qué advertencia da
Pablo a los que con una actitud de justicia propia se sienten tentados a juzgar
a otros?
Los pecados de aquellos que se alejan de Dios merecen ser
juzgados, pero Pablo advierte contra cualquier actitud de querer establecer la
propia justicia. Muchas personas son prontas para condenar y criticar a otros
cuando no tienen derecho de hacerlo, porque también son culpables de las mismas
cosas o la misma clase de cosas. Se condenan a sí mismas en realidad. Sólo Dios
es absolutamente justo y tiene el derecho de juzgar. El capítulo 2 de Romanos
agrega los principios por los cuales Dios juzga.
Pregunta: ¿Cuál es el primer
principio de juicio que Pablo expone aquí?
Al establecer el primer principio. Pablo dijo: "Mas
sabemos que el juicio de Dios... es según verdad" (versículo 2). Es decir.
Pablo y todos los que conocían las Escrituras del Antiguo Testamento podían
testificar que Dios siempre juzga según la verdad. El siempre sabe cuál es la
verdad. El no tiene que depender de apariencias extremas, evidencia
circunstancial, testimonios parciales, ni de ninguna otra cosa de la que
dependen los jueces humanos. El conoce el corazón, los deseos, las intenciones
y los pensamientos de cada persona. Así que ninguna mentira ni testimonio falso
puede convencerlo. Dios juzga según la verdad.
B. Culpa acumulada
El profeta Nahúm declaró: "Jehová es tardo para la ira y
grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable" (Nahúm 1:3). El
hecho que Dios es paciente y no juzga inmediatamente no es un signo de
debilidad. El es grande en poder, y los que se rebelan no escaparán de su
juicio. Sin embargo. Dios no desea que ninguno perezca. Su voluntad se expresa
en Juan 3:16. El quiere que todos vengan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).
Los que critican a otros pero no abandonan su propio pecado
muestran desprecio por las riquezas de la benignidad y bondad de Dios. No
pueden ver que la paciencia de Dios es para darles la oportunidad de cambiar de
parecer y actitud hacia Dios y la nueva vida que El provee por medio de Cristo.
Pregunta: Cuando las personas
rehúsan arrepentirse, ¿cuál es el resultado descrito en Romanos 2:5?
Al rechazar el arrepentimiento y no dejar sus pecados, los
inconversos acumulan la ira que será manifestada contra ellos en el día de la
ira de Dios (Romanos 2:5). Entonces todos verán que Dios es justo, y será claro
que ellos merecen la ira y el juicio de Dios. En ese día será demasiado tarde
para cambiar; no habrá escape. Para los pecadores será un día de tinieblas,
como predijeron tantas veces los profetas del Antiguo Testamento (Ezequiel
30:3; Joel 2:1,2; Amos 5:18).
C. Según sus obras
Pregunta: Ya que somos salvos
por la gracia, ¿qué importancia tienen las buenas obras?
Dios "pagará a cada uno conforme a sus obras"
(Romanos 2:6). Aunque el hombre no es salvo por sus obra (Efesios 2:8,9), es
verdad que los creyentes y los inconversos serán juzgados por sus obras. Todo
creyente estará de pie delante del tribunal de Cristo y dará cuenta de si mismo
a Dios (Romanos 14:10-12). Allí el creyente recibirá "según lo que haya
hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios
5:10; compare 1 Corintios 3:13-15). Luego, después del milenio, los inconversos
aparecerán ante al gran trono blanco y serán juzgados según lo que hayan hecho
(Apocalipsis 20:12).
Por supuesto que nadie ha vivido una vida perfecta a
excepción de Jesucristo (Romanos 3:10,23; Hebreos 4:14,15), pero todo el Nuevo
Testamento nos anima a evitar el pecado. Somos "creados en Cristo Jesús
para buenas obras" (Efesios 2:10). Con la ayuda del Espíritu Santo y la
dirección de la Palabra escrita de Dios, podemos hacer lo que sea agradable a
Dios. La Biblia constantemente nos anima a estar "creciendo en la obra del
Señor siempre" (1 Corintios 15:58) y "para toda buena obra" (2
Corintios 9:8). Así que el juicio justo de Dios dará "vida eterna a los
que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad"
(Romanos 2:7). En verdad ellos recibirán gloria, honra, y paz (versículo 10).
Por otro lado, los que rechazan la verdad del evangelio y la dirección de la
Palabra de Dios y en vez de eso hacen el mal, no podrán escaparse de la ira y
el juicio de Dios.
D. Sin acepción de personas
Pregunta; Al escoger a los judíos
como su pueblo del pacto, ¿contradice Dios su imparcialidad?
La selección de los judíos como su pueblo no significa que
Dios trató sus pecados más ligeramente que los de los gentiles. Fueron
escogidos, no para recibir favores especiales que nadie más podía tener, sino
para servir a Dios y preparar el camino para el cumplimiento de la promesa de
Dios de bendecir a todas las familias de la tierra (Génesis 12:3). Y como Dios
se había revelado a los judíos en forma especial, ellos podían ser juzgados por
sus pecados aun antes que los gentiles (Amos 3:2; Romanos 2:9). O podían ser
los primeros en recibir gloria, honra, y paz (Romanos 2:10).
Una y otra vez la Biblia declara que Dios no es parcial en
sus juicios. "Porque no hay acepción de personas para con Dios,"
escribió Pablo en Romanos 2:11. Es evidente por eso que nadie que continúe en
pecado, no importa cual sea su experiencia pasada, podrá participar en las
glorias que han de venir.
E. Según los secretos del corazón del hombre
En Romanos 2:16 vemos de nuevo que el juicio de Dios no será
conforme a apariencias extremas. "Los secretos" aquí significa las
cosas ocultas, los pensamientos, planes y propósitos secretos. Dios sabe lo que
realmente queremos y lo que nos gusta, no importa cómo tratamos de ocultar la
verdad. La vida está abierta delante de El. No hay nada en toda la creación que
esté oculto de los ojos de Dios. "Todas las cosas están desnudas y
abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos
4:13), pero el propósito de Dios al decimos esto es animamos a confiar en
nuestro gran Sumo Sacerdote, Jesús, y que "retengamos nuestra
profesión" acercándonos "confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos
4:14,16).
F. Según los principios del evangelio
Pablo también dijo en Romanos 2:16 que el juicio sería por
Jesucristo, "conforme a mi evangelio"; es decir, conforme al
evangelio que Pablo predicó, el mismo evangelio del Nuevo Testamento, que es el
único verdadero (Calatas 1:8,9). Nadie podrá disculparse por ser ignorante del
evangelio, porque Dios mandó a su Hijo. El ha hecho su parte. Así que
Jesucristo juzgará según los principios que encontramos en la Palabra escrita.
II. El juicio final (Hebreos 9:27;
Apocalipsis 20:11-15)
A. No habrá una segunda oportunidad
Pregunta: ¿Podemos cambiar
nuestra condición ante Dios después de la muerte?
Hebreos 9:27 nos recuerda que los seres humanos sufren muerte
física sólo una vez. No hay segunda oportunidad de salvación después de la muerte,
no hay nuevas oportunidades para arrepentimiento. Tampoco hay tal cosa como la
reencarnación que daría a la gente otra oportunidad para compensar por sus
pecados, errores, o fracasos en esta vida.
Ningún pecador puede compensar por sus pecados. No importa
cuánto uno trate, siempre cometerá errores. Sólo hay un modo de ser limpio de
los pecados pasados y es por la preciosa sangre de Jesús. Su sangre nos limpia
de todo pecado (1 Juan 1:7).
En su Palabra, Dios promete la resurrección al creyente, no
la reencarnación. Cuando resucitemos para encontramos con Jesús en el aire
seremos cambiados. El cuerpo será inmortal e incorruptible, aún con la misma
identidad personal. En el monte de la Transfiguración Elías y Mises aún eran
las mismas personas de antes; no volvieron con diferentes identidades. Cuando
Jesús resucitó de los muertos, era el mismo Jesús. Cuando regrese-será el mismo
Jesús que ascendió al cielo (Hechos 1:11).
B. El gran trono blanco
Los que tienen parte en la primera resurrección, es decir,
los que viven porque Jesús vive, tendrán un nuevo cuerpo apto para la tierra y
el cielo y estarán siempre con el Señor. A causa de su fe, los acontecimientos
del juicio final no los afectarán.
Pregunta: ¿Quién estará de
pie ante Dios en el gran: trono blanco?
El resto de los muertos mencionados en Apocalipsis 20:5
resucitarán con alguna clase de cuerpo. Aparecerán ante Dios en el gran trono
blanco para el juicio final descrito en los versículos 11-15. Ninguno de ellos
escapará, aunque fueran pequeños e insignificantes en la vida, o grandes y
poderosos.
El trono es de Dios. Mas el que veremos en medio del trono,
según Apocalipsis capítulo 5, es el glorificado Rey de reyes, nuestro Señor
Jesucristo. El Padre le ha sometido todo juicio a El (Juan 5:22,23).
Son tan grandes la gloria y el fuego de juicio divino que ni
el presente universo físico podrá resistir la asombrosa presencia de Dios. El
universo se ha contaminado por la caída de Adán y los pecados de la humanidad.
Huirá y no se hallará lugar para él. Aunque existen varias interpretaciones, es
evidente que Dios de alguna forma hará "cielo nuevo y una tierra
nueva" como vio Juan en Apocalipsis 21:1.
En el gran trono blanco los libros serán abiertos y los
impíos serán juzgados por el registro escrito de sus obras (Apocalipsis 20:12).
Estas obras incluyen rechazar a Cristo y seguir a Satanás. El libro de la vida
también será abierto, probablemente como un testimonio de que sus nombres no
están allí. Ellos compartirán la sentencia de Satanás y serán lanzados al lago
de fuego para siempre el cual será excluido de toda la nueva creación. Los
impíos serán separados para siempre de la comunión con Dios y las bendiciones
de la nueva Jerusalén que todos los creyentes recibirán.
III. Librado del juicio (Juan 12:44-50)
A. Jesús es luz y salvación
Nadie que cree en El necesita quedarse en la oscuridad y
esclavitud del pecado y Satanás. Jesús, en su primera venida, no juzgó ni
condenó al mundo.
Su propósito fue salvar al mundo. En la entrada triunfal
Jesús cumplió la profecía de Zacarías 9:9. El vino como el Rey humilde, no sólo
trayendo salvación, sino como lo indica el idioma hebreo, "siendo" la
salvación. En esto El estaba cumpliendo el mandato del Padre que es dar vida
eterna.
Si seguimos en la luz tenemos comunión con el Padre y con su
Hijo, Jesucristo Juan 1:3). Así no entramos en la oscuridad, y nunca tenemos
que temer la eterna oscuridad extrema del lago de fuego.
B. Juzgados según las palabras de Jesús
Aunque en su primera venida el propósito de Jesús fue salvar
y no juzgar, aún tiene que haber un día de juicio. Los que rechazan las
palabras de Jesús como se registran en el Nuevo Testamento serán juzgados por
esas mismas palabras (Juan 12:48). El hombre no puede permitirse ignorar o
desatender las palabras de Jesús porque eso significa rechazarlo.
Aplicación
Aceptar las palabras de Jesús significa más que aceptar su
verdad histórica, aunque eso es importante. Significa más que su aceptación
mental, aunque eso también es importante. Significa obedecerlas, y tomar una
cruz de obediencia a la voluntad del Padre Celestial.
También significa más que sólo prestar atención a las
palabras en rojo en algunas Biblias. Porque las mismas palabras de Jesús
muestran que El enseñaba la verdad del Antiguo Testamento y que comisionó a sus
discípulos, y así garantizó la verdad de la Biblia entera. Después de su
resurrección Jesús encontró a los dos discípulos en el camino de Emaús. "Y
comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en
todas las Escrituras lo que de él decían" (Lucas 24:27). En Jerusalén
iluminó la mente de los apóstoles y otros que estaban reunidos para que también
pudieran entender las Escrituras (Lucas 24:44,45).
Debemos recordar que viene un día de juicio, justicia y de
rendir cuentas, pero si seguimos en la luz de Cristo y obedecemos su Palabra
escrita, no tenemos que temer. Le oiremos decir, "Bien, buen siervo y
fiel" (Mateo 25:21).
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