ESTUDIO BIBLICO

ESTUDIO BÍBLICO


La Salvacion



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Título: La madurez espiritual

Trasfondo Bíblico: 1 Corintios 3:1-23
Verdad Central: La madurez espiritual debe ser la meta de todo cristiano.
Texto Áureo: La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 1 Corintios 3:13
Objetivo:
1. Considerar la importancia de continuar el crecimiento espiritual después de la experiencia de la salvación.
2. Poner en acción las metas para madurar en Cristo, y someterlas a Él.
Bosquejo
I. La carnalidad es reprendida
A. Todavía son niños
B. Plantar y regar
II. Un fundamento firme
A. Diferentes tareas, una sola meta
B. Edificando para Cristo
III. Las obras serán probadas
A. La selección cuidadosa de los materiales
B. La prueba de fuego
IV. Mantenerse puros
A. El templo de Dios
B. El camino hada la verdadera sabiduría
Introducción
Existen paralelos entre la vida física y la vida espiritual. Ambas comienzan al nacer. En ambas se espera el crecimiento y la madurez, y si no se ve, hay razón para preocuparse. Así como un padre se preocuparía mucho al ver a sus hijos permanecer niños pequeños toda la vida, así Pablo expresaba a los corintios su preocupación por su inmadurez. Habían experimentado el nuevo nacimiento en Cristo, pero se veía muy poco desarrollo espiritual en ellos. Su opinión de la vida cristiana era limitada, su razonamiento era infantil. Pablo todavía tenía que dirigirse a ellos como a niños espirituales a pesar que anhelaba darles la doctrina que les corresponde a los cristianos maduros. La carnalidad los dominaba, y no había mejor evidencia de esto que las continuas divisiones en la congregación. El hecho de que todavía tenia que enfrentarse con aquellos que preferían a uno más que a otro como su líder espiritual revela la gravedad del problema. Era necesario deshacer de ellos tal conducta infantil si habían de crecer y llegar a ser adultos espirituales.
Comentario Bíblico
I. La carnalidad es reprendida (1 Corintios 3:1-7)
A. Todavía son niños
A los nuevos creyentes, conocidos como "niños en Cristo" (3:1), Pablo les presentó la verdad del evangelio en su forma más simple. Físicamente, el sistema digestivo del bebé no se puede ajustar a las comidas de carne y vegetales. El argumento se aplica también a los niños espirituales.
Pregunta: ¿Qué tipo de enseñanza se podría considerar como "leche" y cuál seria "carne"?
Como maestro sabio. Pablo primero les había dado a los corintios lo que podían entender cuando oyeron el evangelio por primera vez. Pablo esperaba que ya pudieran participar del alimento espiritual de los cristianos con conocimiento más maduro, pero los corintios estaban prácticamente en el mismo nivel que cuando Pablo les predicó por primera vez. Su desaliento se ve claramente en la frase "ni sois capaces todavía" (3:2). "Aún sois carnales" (3:3) dijo Pablo francamente. ¡Qué acusación!
Los corintios eran salvos; Pablo los llamó "hermanos" pero todavía permitían que su naturaleza camal bajo la influencia del mundo los dominara.
Los pleitos y los celos oscurecían el ambiente cada vez que se reunían. El problema principal era que habían ido más allá de la lealtad y del amor que comúnmente se expresaba hacia los líderes espirituales y decían: "Yo soy de Pablo" y "yo soy de Apolos" (3:4). Esto sugería que distintos grupos dentro de la iglesia se apegaban a la enseñanza de esos hombres sin tomar en cuenta la presentación del evangelio, que era lo primordial, resultando esto en una fuerte competencia. Ni Pablo ni Apolos habían promovido tales divisiones tan torcidas.
B. Plantar y regar
En el versículo 5 Pablo recalca el papel de los líderes espirituales como siervos. En los versículos 6 y 7 Pablo usó la ilustración de un campo de siembra. Cuando el dueño del campo contrató a los trabajadores, cada uno tema su propio trabajo, y si lo hacía bien, la cosecha era buena. Así como la semilla en el campo, el evangelio se tiene que plantar primero. Dios, el dueño, le había dado el trabajo de plantar a Pablo. Pablo fue el primero en plantar el evangelio en Corinto.
Pregunta: ¿Qué ministerios ayudarían a nutrir la semilla del evangelio que se plantó anteriormente?
La semilla ya plantada también se debe regar para que pueda madurar. En Corinto, Dios llamó a Apolos, un "varón elocuente, poderoso en las Escrituras" (Hechos 18:24), para regar la semilla del evangelio que Pablo había plantado. Después que Apolos había sido instruido en el evangelio, él "con gran vehemencia refutaba... a los judíos, demostrando por las Escrituras, que Jesús era el Cristo" (Hechos 18:28).
Después que se había plantado la semilla, los que habían hecho la obra no podían hacer más que apartarse y dejar que se desarrollara la vida en la semilla. "Apolos y yo no somos nada", decía Pablo. "Simplemente hemos hecho nuestro trabajo. Es Dios el que merece la gloria, y al que ustedes deben seguir."
La vida estará bajo el control de la naturaleza camal o la espiritual. No habrá ningún desarrollo espiritual sin un mayor esfuerzo. La naturaleza espiritual debe alimentarse de la Palabra de Dios y recibir su fortaleza a través de la oración. Así como se evitan las comidas dañinas, también se debe eliminar de la vida toda influencia dañina que alimente la naturaleza camal.
II. Un fundamento firme (1 Corintios 3:8-11)
A. Diferentes tareas, una sola meta
Pablo dijo que aunque el que planta y el que riega tienen tareas diferentes, son uno. Trabajan para el único dueño del campo y tienen sólo una meta en mente, el crecimiento de la labranza y la buena cosecha. A los trabajadores se les paga según los trabajos que hacen, y Pablo indicó que esto se aplica también a la obra de la iglesia. Dios decide dónde cada siervo va a llevar a cabo su labor y el pago que va a recibir (3:8).
Pablo y Apolos eran colaboradores. El énfasis esta en "colaboradores" (3:9). No estaban divididos, y la gente no tenía que haber estado dividida por su liderazgo. Pablo y Apolos consideraban sus tareas como una sola. Sabían que colaboraban con Dios. No eran los dueños del campo, sino Dios, quien los había enviado con órdenes de plantar y regar.
Pregunta: ¿En qué sentido colaboran todos los cristianos con Dios?
B. Edificando para Cristo
Pablo explicó que la congregación de creyentes de Corinto era el campo de Dios o la "labranza" adonde había enviado a sus siervos a trabajar. Pablo los llama edificio de Dios. Se aplica la misma verdad. Aunque cada obrero tenga una tarea distinta, cada uno trabaja en la misma labor. Dios le había dado a Pablo la misión de poner el fundamento de Jesucristo, es decir, ir a lugares donde Cristo todavía no era conocido y establecer nuevas iglesias. El fundamento debe ser fuerte y construirse exactamente como se especifica o el edificio se derrumbara. Para que se establezca una iglesia, el mensaje de Cristo debe presentarse con claridad.
Pablo no pedía nada para sí mismo. Declaró que había sido escogido "conforme a la gracia de Dios" para poner el fundamento. Cuando se va a construir un edificio, se sobreentiende que se necesitaran albañiles, electricistas, plomeros, carpinteros, pintores y otros trabajadores hábiles. Mientras cada uno hace su trabajo, no ve la estructura terminada todavía, pero sabe que su trabajo es una parte necesaria de la obra.
Pregunta: ¿Hay personas hoy que tratan de "poner otro fundamento* en vez de edificar sobre Jesucristo?
Los versículos 10 y 11 incluyen una advertencia clara a todo siervo de Cristo de aquella época y de hoy: Pablo los exhorta a que "cada uno mire cómo sobreedifica" sobre el fundamento que es Jesucristo. Si alguien dice que es siervo de Cristo pero trata de poner otro fundamento, es mentiroso. Si el fundamento de un edificio se destruye, la estructura no permanecerá.
Los enemigos del evangelio siempre han tratado de destruir la credibilidad de nuestro fundamento. Rechazan la divinidad de Jesús y su nacimiento virginal, sangre expiatoria, resurrección y ascensión, ministerio como sumo sacerdote y segunda venida; verdades fundamentales que les parecen ridículas. Pero a través de los siglos, este fundamento jamás ha sido conmovido ni lo será.
III. Las obras serán probadas (1 Corintios 3:12-15)
A. La selección cuidadosa de los materiales
Pregunta: ¿Qué hechos específicos o características pueden representar estos distintos materiales de construcción?
En el ejemplo de Pablo, el oro, la plata y las piedras preciosas representan materiales de construcción costosos pero permanentes, y hace un paralelo con el trabajo para Dios que es costoso pero que tiene recompensas eternas. La madera, el heno y la hojarasca son baratos pero tarde o temprano se acaban. Representan las metas y acciones que sólo tienen valor pasajero y ningún significado más allá de esta vida.
Pregunta: ¿Cómo podemos decidir a cuál categoría pertenece nuestra obra?
Podemos ser tentados a tomar la ruta más corta o fácil. El testimonio cristiano que se oculta mientras el placer terrenal domina es como la madera, el heno y la hojarasca que Pablo menciona. Lo que demuestra si nuestro material merece el fundamento sobre el que construimos, que es Jesucristo, es la constancia con la que ponemos su voluntad primero que la nuestra. Puede ser que tengamos que pagar un precio alto por usar las "piedras preciosas" y "las joyas". La obra progresará más lentamente, las pruebas nos inundarán como plagas, pero tenemos la seguridad que la obra representada por este material concuerda con el fundamento y gozaremos de su bendición.
B. La prueba de fuego
Pregunta: ¿Por qué usa Pablo la figura del luego con relación al juicio de las obras?
Pablo nos recordó en el versículo 13 que algún día "la obra de cada uno" se someterá a una inspección hecha por el Señor mismo. Aquí no se contempla el juicio por el pecado, sino el juicio por las obras. El "día" que declarará la calidad de la obra que hemos hecho es el día cuando "comparezcamos ante el tribunal de Cristo" (2 Corintios 5:10). El someterá nuestra obra a un escrutinio tan intenso que Pablo lo compara con el fuego. "Cual sea" enfatiza que la base del juicio es la calidad y no la cantidad. El asunto no será cuánto hayamos hecho, sino "cuáles" sean las obras. Si la obra permanece después de la prueba de fuego, el que la hizo recibirá recompensa. Si su edificio está construido con madera, heno y hojarasca, no quedara nada más que ceniza, aunque el que lo hizo sea salvo (3:14,15).
IV. Mantenerse puros (1 Corintios 3:16-23)
A. El templo de Dios
Pregunta: ¿Por qué es el templo una buena ilustración del creyente y de la iglesia?
El templo no era simplemente un edificio cualquiera. En los días del Antiguo Testamento se consideraba el lugar donde Dios moraba. En el nuevo pacto Dios mora en el individuo por su Espíritu, y los creyentes son sus templos. En 1 Corintios 6:19, 20 Pablo se refirió al creyente como templo de Dios, y en 1 Corintios 3:16, 17 se refirió de la misma manera a todos los creyentes corintios. Los que estaban destruyendo la congregación en Corinto eran culpables de destruir el templo. En el versículo 17 Pablo advierte a los corintios que Dios trataría severamente a los que destruyesen su templo. El templo de Dios es un lugar santo, ya sea que hablemos individual o colectivamente, y el Espíritu de Dios mora dentro de él. Su morada jamás debe destruirse. Todo creyente debe mantenerse puro, y todos los creyentes deben hacer todo lo posible para que la iglesia permanezca pura. De otra manera, los individuos y la iglesia se enfrentarán a la severa disciplina de Dios.
B. EL camino hacia la verdadera sabiduría
Pregunta: ¿Qué quiso decir Pablo cuando habló de hacerse ignorante para poder llegar a ser sabio?
En los versículos 18-20 Pablo volvió a la razón por la que el templo se profanaba en Corinto, que era la sabiduría del mundo que muchos habían adoptado. Pablo dijo que la única manera como esa gente podía ser verdaderamente sabia era admitiendo la insuficiencia del conocimiento del mundo en cuanto a las cosas de Dios. Solamente así podían recibir la sabiduría de Dios. Pablo se refirió a Job 5:13 y al Salmo 94:11 para dar énfasis a la insensatez de la sabiduría del mundo ante Dios.
Los versículos 21-23 ponen en práctica esto con respecto a la sabiduría. Los corintios tenían que abandonar la locura de gloriarse en su lealtad a los humanos. Pablo, Apolos y Pedro pertenecían a la iglesia. Los corintios necesitaban ver que tanto sus líderes como ellos mismos estaban unidos en Cristo bajo la autoridad de Dios. La descripción final que hace Pablo de la unidad universal nos recuerda una vez más la supremacía de la sabiduría y el poder de Dios.
Aplicación
Cuando los cristianos crecen espiritualmente, su entendimiento y deseo de conocimiento de la Palabra de Dios crecen, al igual que su deseo de cumplir con todo lo que Dios ha planeado para su vida. Esto les ayuda a mantener todo en perspectiva, incluso el debido lugar de los líderes espirituales y la actitud hacia ellos. Los creyentes maduros reconocen los distintos ministerios que Dios le ha dado a la iglesia y se niegan a apegarse a unos y rechazar a otros. La madurez espiritual trae el reconocimiento de que somos parte de un solo cuerpo, y que cada miembro del cuerpo trabaja para el mismo Señor. Al progresar en la vida cristiana, nos damos cuenta de la gravedad tanto de lo que nos motiva como de nuestros actos. Vemos la necesidad de edificar la vida pensando en la eternidad en vez de hacer lo que parece conveniente en el momento. La madurez espiritual nos abre los ojos a la necesidad de vivir según las reglas de Dios y así ser santos ante Él. Desearemos complacerlo, sin importar el costo.

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EL AMOR QUE VALE





ESTUDIO BÍBLICO SOBRE EL INFIERNO




Título: El Juicio Venidero
Trasfondo Bíblico (Juan 12:44-50; Romanos 2:1-16; Apocalipsis 20:11-15)
Verdad central: No hay temor del juicio venidero para los que viven en Jesucristo.
Texto Áureo: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio." Hebreos 9:27
Objetivos
1. Entender que el juicio de Dios contra los que persisten en pecar es seguro y eterno.
2. Apreciar la sangre de Jesús
Bosquejo
I. Los principios del juicio de Dios
A. Según la verdad
B. Culpa acumulada
C. Según sus obras
D. Sin acepción de personas
E. Según los secretos del corazón del hombre
F. Según los principios del evangelio
II. El juicio final
A. No habrá una segunda oportunidad
B. El gran trono blanco
III. Librados del juicio
A. Jesús es luz y salvación
B. Juzgados según las palabras de Jesús
Introducción
La idea de un día de juicio no es muy popular. Zoroastro en el sexto siglo a.C. enseñó a los persas una religión que era muy sencilla. Decía que habría un día de juicio en que todos pasarían por un río de fuego. Si las buenas acciones de una persona eran más que sus malas acciones, sería como leche tibia. De otra forma los quemaría, pero todas las personas, incluso los impíos, serían salvos. Otras religiones orientales ya evitaban un día de juicio por completo al enseñar la reencarnación. Su meta era dejar de existir como persona con el tiempo. Las malas acciones en este sistema pueden castigarse con el renacimiento a una forma de vida más baja.
Está establecido para los hombres que mueran una sola vez. Todos vendrán ante el trono de gloria de Cristo o el juicio del gran trono blanco. Los inconversos que tratan de evitar la verdad de la Biblia se enfrentarán al juicio de Dios sin ninguna esperanza de misericordia. Sin embargo, no hay necesidad de temer el juicio si uno cree en Jesucristo.
Comentario Bíblico
I. Los principios del juicio de Dios (Romanos 2:1-16)
A. Según la verdad
Los primeros tres capítulos de la carta de Pablo a los romanos primero revelan que todos necesitan el evangelio. El evangelio es "poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1:16). También muestra que los gentiles necesitan el evangelio porque una vez conocieron a Dios pero rehusaron adorarlo. Se exaltaron a si mismos, y luego empezaron a fabricar ídolos que podían manipular para hacer su propia voluntad. La consecuencia fue no sólo la idolatría sino la inmoralidad. Dios los entregó a su pecado, permitiendo que los resultados de su pecado trajeran parte de su juicio en forma de tristeza y sufrimiento, esperando que les hiciera reconocer su necesidad de salvación.
Pregunta: ¿Qué advertencia da Pablo a los que con una actitud de justicia propia se sienten tentados a juzgar a otros?
Los pecados de aquellos que se alejan de Dios merecen ser juzgados, pero Pablo advierte contra cualquier actitud de querer establecer la propia justicia. Muchas personas son prontas para condenar y criticar a otros cuando no tienen derecho de hacerlo, porque también son culpables de las mismas cosas o la misma clase de cosas. Se condenan a sí mismas en realidad. Sólo Dios es absolutamente justo y tiene el derecho de juzgar. El capítulo 2 de Romanos agrega los principios por los cuales Dios juzga.
Pregunta: ¿Cuál es el primer principio de juicio que Pablo expone aquí?
Al establecer el primer principio. Pablo dijo: "Mas sabemos que el juicio de Dios... es según verdad" (versículo 2). Es decir. Pablo y todos los que conocían las Escrituras del Antiguo Testamento podían testificar que Dios siempre juzga según la verdad. El siempre sabe cuál es la verdad. El no tiene que depender de apariencias extremas, evidencia circunstancial, testimonios parciales, ni de ninguna otra cosa de la que dependen los jueces humanos. El conoce el corazón, los deseos, las intenciones y los pensamientos de cada persona. Así que ninguna mentira ni testimonio falso puede convencerlo. Dios juzga según la verdad.
B. Culpa acumulada
El profeta Nahúm declaró: "Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable" (Nahúm 1:3). El hecho que Dios es paciente y no juzga inmediatamente no es un signo de debilidad. El es grande en poder, y los que se rebelan no escaparán de su juicio. Sin embargo. Dios no desea que ninguno perezca. Su voluntad se expresa en Juan 3:16. El quiere que todos vengan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).
Los que critican a otros pero no abandonan su propio pecado muestran desprecio por las riquezas de la benignidad y bondad de Dios. No pueden ver que la paciencia de Dios es para darles la oportunidad de cambiar de parecer y actitud hacia Dios y la nueva vida que El provee por medio de Cristo.
Pregunta: Cuando las personas rehúsan arrepentirse, ¿cuál es el resultado descrito en Romanos 2:5?
Al rechazar el arrepentimiento y no dejar sus pecados, los inconversos acumulan la ira que será manifestada contra ellos en el día de la ira de Dios (Romanos 2:5). Entonces todos verán que Dios es justo, y será claro que ellos merecen la ira y el juicio de Dios. En ese día será demasiado tarde para cambiar; no habrá escape. Para los pecadores será un día de tinieblas, como predijeron tantas veces los profetas del Antiguo Testamento (Ezequiel 30:3; Joel 2:1,2; Amos 5:18).
C. Según sus obras
Pregunta: Ya que somos salvos por la gracia, ¿qué importancia tienen las buenas obras?
Dios "pagará a cada uno conforme a sus obras" (Romanos 2:6). Aunque el hombre no es salvo por sus obra (Efesios 2:8,9), es verdad que los creyentes y los inconversos serán juzgados por sus obras. Todo creyente estará de pie delante del tribunal de Cristo y dará cuenta de si mismo a Dios (Romanos 14:10-12). Allí el creyente recibirá "según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios 5:10; compare 1 Corintios 3:13-15). Luego, después del milenio, los inconversos aparecerán ante al gran trono blanco y serán juzgados según lo que hayan hecho (Apocalipsis 20:12).
Por supuesto que nadie ha vivido una vida perfecta a excepción de Jesucristo (Romanos 3:10,23; Hebreos 4:14,15), pero todo el Nuevo Testamento nos anima a evitar el pecado. Somos "creados en Cristo Jesús para buenas obras" (Efesios 2:10). Con la ayuda del Espíritu Santo y la dirección de la Palabra escrita de Dios, podemos hacer lo que sea agradable a Dios. La Biblia constantemente nos anima a estar "creciendo en la obra del Señor siempre" (1 Corintios 15:58) y "para toda buena obra" (2 Corintios 9:8). Así que el juicio justo de Dios dará "vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad" (Romanos 2:7). En verdad ellos recibirán gloria, honra, y paz (versículo 10). Por otro lado, los que rechazan la verdad del evangelio y la dirección de la Palabra de Dios y en vez de eso hacen el mal, no podrán escaparse de la ira y el juicio de Dios.
D. Sin acepción de personas
Pregunta; Al escoger a los judíos como su pueblo del pacto, ¿contradice Dios su imparcialidad?
La selección de los judíos como su pueblo no significa que Dios trató sus pecados más ligeramente que los de los gentiles. Fueron escogidos, no para recibir favores especiales que nadie más podía tener, sino para servir a Dios y preparar el camino para el cumplimiento de la promesa de Dios de bendecir a todas las familias de la tierra (Génesis 12:3). Y como Dios se había revelado a los judíos en forma especial, ellos podían ser juzgados por sus pecados aun antes que los gentiles (Amos 3:2; Romanos 2:9). O podían ser los primeros en recibir gloria, honra, y paz (Romanos 2:10).
Una y otra vez la Biblia declara que Dios no es parcial en sus juicios. "Porque no hay acepción de personas para con Dios," escribió Pablo en Romanos 2:11. Es evidente por eso que nadie que continúe en pecado, no importa cual sea su experiencia pasada, podrá participar en las glorias que han de venir.
E. Según los secretos del corazón del hombre
En Romanos 2:16 vemos de nuevo que el juicio de Dios no será conforme a apariencias extremas. "Los secretos" aquí significa las cosas ocultas, los pensamientos, planes y propósitos secretos. Dios sabe lo que realmente queremos y lo que nos gusta, no importa cómo tratamos de ocultar la verdad. La vida está abierta delante de El. No hay nada en toda la creación que esté oculto de los ojos de Dios. "Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos 4:13), pero el propósito de Dios al decimos esto es animamos a confiar en nuestro gran Sumo Sacerdote, Jesús, y que "retengamos nuestra profesión" acercándonos "confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:14,16).
F. Según los principios del evangelio
Pablo también dijo en Romanos 2:16 que el juicio sería por Jesucristo, "conforme a mi evangelio"; es decir, conforme al evangelio que Pablo predicó, el mismo evangelio del Nuevo Testamento, que es el único verdadero (Calatas 1:8,9). Nadie podrá disculparse por ser ignorante del evangelio, porque Dios mandó a su Hijo. El ha hecho su parte. Así que Jesucristo juzgará según los principios que encontramos en la Palabra escrita.
II. El juicio final (Hebreos 9:27; Apocalipsis 20:11-15)
A. No habrá una segunda oportunidad
Pregunta: ¿Podemos cambiar nuestra condición ante Dios después de la muerte?
Hebreos 9:27 nos recuerda que los seres humanos sufren muerte física sólo una vez. No hay segunda oportunidad de salvación después de la muerte, no hay nuevas oportunidades para arrepentimiento. Tampoco hay tal cosa como la reencarnación que daría a la gente otra oportunidad para compensar por sus pecados, errores, o fracasos en esta vida.
Ningún pecador puede compensar por sus pecados. No importa cuánto uno trate, siempre cometerá errores. Sólo hay un modo de ser limpio de los pecados pasados y es por la preciosa sangre de Jesús. Su sangre nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7).
En su Palabra, Dios promete la resurrección al creyente, no la reencarnación. Cuando resucitemos para encontramos con Jesús en el aire seremos cambiados. El cuerpo será inmortal e incorruptible, aún con la misma identidad personal. En el monte de la Transfiguración Elías y Mises aún eran las mismas personas de antes; no volvieron con diferentes identidades. Cuando Jesús resucitó de los muertos, era el mismo Jesús. Cuando regrese-será el mismo Jesús que ascendió al cielo (Hechos 1:11).
B. El gran trono blanco
Los que tienen parte en la primera resurrección, es decir, los que viven porque Jesús vive, tendrán un nuevo cuerpo apto para la tierra y el cielo y estarán siempre con el Señor. A causa de su fe, los acontecimientos del juicio final no los afectarán.
Pregunta: ¿Quién estará de pie ante Dios en el gran: trono blanco?
El resto de los muertos mencionados en Apocalipsis 20:5 resucitarán con alguna clase de cuerpo. Aparecerán ante Dios en el gran trono blanco para el juicio final descrito en los versículos 11-15. Ninguno de ellos escapará, aunque fueran pequeños e insignificantes en la vida, o grandes y poderosos.
El trono es de Dios. Mas el que veremos en medio del trono, según Apocalipsis capítulo 5, es el glorificado Rey de reyes, nuestro Señor Jesucristo. El Padre le ha sometido todo juicio a El (Juan 5:22,23).
Son tan grandes la gloria y el fuego de juicio divino que ni el presente universo físico podrá resistir la asombrosa presencia de Dios. El universo se ha contaminado por la caída de Adán y los pecados de la humanidad. Huirá y no se hallará lugar para él. Aunque existen varias interpretaciones, es evidente que Dios de alguna forma hará "cielo nuevo y una tierra nueva" como vio Juan en Apocalipsis 21:1.
En el gran trono blanco los libros serán abiertos y los impíos serán juzgados por el registro escrito de sus obras (Apocalipsis 20:12). Estas obras incluyen rechazar a Cristo y seguir a Satanás. El libro de la vida también será abierto, probablemente como un testimonio de que sus nombres no están allí. Ellos compartirán la sentencia de Satanás y serán lanzados al lago de fuego para siempre el cual será excluido de toda la nueva creación. Los impíos serán separados para siempre de la comunión con Dios y las bendiciones de la nueva Jerusalén que todos los creyentes recibirán.
III. Librado del juicio (Juan 12:44-50)
A. Jesús es luz y salvación
Nadie que cree en El necesita quedarse en la oscuridad y esclavitud del pecado y Satanás. Jesús, en su primera venida, no juzgó ni condenó al mundo.
Su propósito fue salvar al mundo. En la entrada triunfal Jesús cumplió la profecía de Zacarías 9:9. El vino como el Rey humilde, no sólo trayendo salvación, sino como lo indica el idioma hebreo, "siendo" la salvación. En esto El estaba cumpliendo el mandato del Padre que es dar vida eterna.
Si seguimos en la luz tenemos comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo Juan 1:3). Así no entramos en la oscuridad, y nunca tenemos que temer la eterna oscuridad extrema del lago de fuego.
B. Juzgados según las palabras de Jesús
Aunque en su primera venida el propósito de Jesús fue salvar y no juzgar, aún tiene que haber un día de juicio. Los que rechazan las palabras de Jesús como se registran en el Nuevo Testamento serán juzgados por esas mismas palabras (Juan 12:48). El hombre no puede permitirse ignorar o desatender las palabras de Jesús porque eso significa rechazarlo.
Aplicación
Aceptar las palabras de Jesús significa más que aceptar su verdad histórica, aunque eso es importante. Significa más que su aceptación mental, aunque eso también es importante. Significa obedecerlas, y tomar una cruz de obediencia a la voluntad del Padre Celestial.
También significa más que sólo prestar atención a las palabras en rojo en algunas Biblias. Porque las mismas palabras de Jesús muestran que El enseñaba la verdad del Antiguo Testamento y que comisionó a sus discípulos, y así garantizó la verdad de la Biblia entera. Después de su resurrección Jesús encontró a los dos discípulos en el camino de Emaús. "Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (Lucas 24:27). En Jerusalén iluminó la mente de los apóstoles y otros que estaban reunidos para que también pudieran entender las Escrituras (Lucas 24:44,45).
Debemos recordar que viene un día de juicio, justicia y de rendir cuentas, pero si seguimos en la luz de Cristo y obedecemos su Palabra escrita, no tenemos que temer. Le oiremos decir, "Bien, buen siervo y fiel" (Mateo 25:21).



 

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